Hace unas semanas una tragedia escandalizó al fútbol peruano. Luego de disputarse un clásico entre los equipos más representativos del país, Universitario de Deportes Vs. Alianza Lima, un joven hincha cayó de uno de los palcos en medio de una gresca con barristas. El deporte rey se enmudeció por una semana y el país estuvo conmocionado por este lamentable hecho.
Luego de discusiones, palabreos, acusaciones, etc. por parte de la prensa, la gente y sobre todo de los mismos dirigentes, estos últimos, los presidentes de ambos clubes, se juntaron en una entrevista para un programa radial (RPP) y simbólicamente intercambiaron camisetas, luciendo en sí mismos los colores del equipo "enemigo". El ejemplo empieza desde arriba y que así siga siendo siempre.
A raiz de esta noticia, surgió como antecedente un hecho similar en Uruguay, que en el año 2009, la Federación Uruguaya de Basket tomó la decisión de suspender el torneo en todas sus divisiones por la muerte de dos hinchas tras haberse disputado un partido de la liga metropolitana.
Luego de un mes, se reanudó el torneo, pero este inicio tuvo un gran detalle: "En un hecho inédito en el mundo, en las tres canchas donde se reanudó el torneo, los equipos jugaron con la camiseta de su ocasional rival. Los hinchas vieron por primera vez a su equipo con la camiseta del rival." Asimismo, presentaron un mensaje contundente: "Ninguna camiseta vale más que una vida".
Espero que con estos mensajes, la sociedad y en especial la gente que se encuentra rodeada en este tipo de hechos, tome conciencia de que nada vale más que una vida y que en vez de atentar contra ella, en cualquiera de sus formas, se animen incluso a todo lo contrario: Dar la vida por los demás.
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