sábado, 16 de octubre de 2010

Lo esencial es invisible a los ojos

¿Sabías que si cierras los ojos puedes escuchar más de lo que crees?


Hace unas semanas fui a un retiro espiritual y en un ejercicio que se realizó en el jardín me dispuse a cerrar los ojos. Me sorprendí porque pude percibir cosas que no lo hacía con los ojos abiertos. Llegué a escuchar además del ruido de algunos autos, el ladrido de 2 perros, el cantar de 4 pájaros diferentes y el de unos polluelos de algún nido cercano.

Ahora, en medio de la ciudad, realicé nuevamente este ejercicio y volví a percibir esta realidad. Si cierras los ojos por un instante, el sentido del oído se agudizará y podrás escuchar no sólo los soindos que hasta hace unos segundos escuchabas, sino también el cantar de los pajaritos. Quizás no sólo de uno y del que canta más fuerte, sino de 2, 3, 4 y quizás también si hay un nido cerca, a sus polluelos.

Te propongo que ahora cierres los ojos. Te sorprenderás porque escucharás más de lo que estás acostumbrado. Parece como si la vista bloqueara una parte de nuestro sentido auditivo.

Nos conformamos sólo con ver y escuchar lo que queremos o resalta a nuestro alrededor, y así poco a poco perdemos el sentido de lo esencial: El cantar de los pájaros, una brisa suave, nuestra respiración...


martes, 12 de octubre de 2010

Cada día es la Vida misma

Observando mi día en forma detallada, desde la mañana hasta la noche, me di cuenta que aquellas 24 horas representaban la vida misma.

Si por un día pudieras desligarte de tu cuerpo y observarte como si estuvieras viendo una película o una especie de documental sobre la vida del ser humano, te darías cuenta que cada día que se nos presenta y luego se despide, es como la vida misma.

La vida es un pequeño regalo que recibimos cada día
El despertar, con el sueño, los ojos entreabiertos y un poco débiles como viendo la luz por primera vez, es el nacimiento.


Conforme nos levantamos de la cama, caminamos algo torpemente, razonamos algunas cosas, casi nada. Nos aseamos. Nos cambiamos. Tomamos desayuno. Ahí nos despertamos un poco más. Pensamos más y nos preparamos para salir al mundo. En esa hora de reloj, un poquito más o un poquito menos, simboliza lo que sucede en nuestra vida en unos 2, 4 o 6 años.


Salimos al mundo en un día nuevo para aprender, correr, disfrutar, sufrir, preocuparse, alegrarse, amar, vivir... o en otras palabras a cursar, trabajar, etc... Lo que hagamos en esas 6, 8, 10 o 12 horas siguientes es lo que nos pasa en 10, 20, 30 o 40 años.

 

El regreso a casa puede significar nuestra jubilación. Una vez ahí, haces todo lo que quisiste hacer en el tiempo que estuviste fuera. Aprovechar un poco de ese tiempo libre. Descansar, ver una película, charlar con alguien, como también podrás seguir preparado y estudiar un poco más, avanzar proyectos. Esto es lo que nos pasará en la vejez, con el cansancio acumulado del día y de toda la vida como estudiante o trabajador, éste es el momento para aprovechar el tiempo que tengamos libre y hacer cosas que se nos quedaron relegadas en el tiempo en que vivíamos ocupados. Esas 2, 4 o 6 horas representarán nuestra última etapa de la vida.


En algunos casos el día se nos pudo haber pasado rápido, como volando o quizás no tanto.

Poco a poco nos irá dando sueño, hasta dormir profundamente. Por suerte, hoy, al dormir tendremos la certeza que tendremos un siguiente día por disfrutar. Lo importante es considerar cada día que tenemos como fotogramas de una película de nuestra vida entera que nosotros mismos dirigimos, filmamos y actuamos.

Una película dura aproximadamente 1 hora y media. Son 90 minutos. 5400 segundos. 24 fotogramas por cada segundo de filmación.
Nuestra vida se cuenta en muchos años. Muchos más días. Muchísimas horas. Muchísimos más minutos. Casi incontables segundos. Y millones de fotogramas...

- Un buen director se encargaría de que cada escena de la película se encuentre perfecta, que cada detalle importante, hasta lo más mínimo, se muestre y haría que cada fotograma valga.

- Un buen camarógrafo captaría cada escena como si fuera una última toma con toda la emoción de la primera, haría una combinación de cuadros, enfoques y visiones para tener la mejor perspectiva de los detalles y haría que cada fotograma valga.

- Un buen actor cumpliría su papel de forma excepcional, no es un traje y corbata el que se pondría y sacaría, sino que viviría su personaje, sentiría, disfrutaría, reiría, lloraría. Diría lo que tiene que decir. Haría lo que tiene que hacer. Haría que cada fotograma valga.

Probablemente no ganaríamos un Oscar (o quizás sí), pero a quién le importa eso cuando miras hacia atrás, luego ves el camino que queda por recorrer y puedes decir a esa altura: Valió la pena y seré Feliz. Y luego sigues caminando.

Nosotros como directores, camarógrafos y actores de nuestra vida y el guión que escribimos constantemente, debemos lograr que cada día, como nuestra vida en su totalidad, tenga una razón de ser. Aprendamos más. Sonriamos más. Vivamos más. Disfrutemos más. Dejemos huellas.

De la misma manera en que nuestra vida entera cuenta con un sentido, sería ideal que cada día también lo tenga. Así, nuestra vida no será contada en años, días, horas, minutos o segundos, sino en fotogramas que supimos colocar cuidadosa y laboriosamente, que al mismo tiempo supimos apreciar y disfrutar, y que finalmente nos ayudó a aprender, crecer, a vivir.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Hay gente Garca en el Mundo. ¿Qué hacer para que dejen de serlo?

Puede que éste sea el primer post un poco cargado de bronca que escribo. Y es porque si hay algo que me saca es la injusticia, la deshonestidad, la desconsideración (antónimo de respeto) y el aprovechamiento de las personas para su propio beneficio a costa de otros. Por suerte, lo que sucedió fue algo pequeño, pero bastante simbólico.

Hoy, a la salida de la cursada fui a la estación de subte para volver a casa.
Necesitaba comprar el boleto para poder viajar así que me dispuse a hacer la cola que había de no más de 3 personas. Cuando faltaba sólo una, a un chico de la otra fila se le cae una moneda cerca de mi pie. Mientras trataba de recogerla para alcanzársela, el señor que estaba delante mío se retira porque ya había comprado su boleto. Inmediatamente, el sujeto que estaba detrás de mí se pone delante, en la ventanilla, en un intento de pagar. En ese tiempo en que le cobraban, recibía el boleto y luego su vuelto, me quedé mirándolo fijamente a los ojos. Se hacía el loco. Hubieron micromomentos en que su mirada se estrellaba con la mía, pero rápidamente él la desviaba. Se me cruzaron miles de cosas en la cabeza, pero atiné a no decirle nada. ¿Hice bien o hice mal?

Me quedé con la bronca encima, pero convencido de algo estuve: "Hay gente Garca en el Mundo". Y lo peor de todo es que esto pasó mientras intentaba de ayudar a otro...a darle los 10 centavos que se le cayeron.

Esto que pasó es sencillo, sé que por las puras me enojo, pero es simbólico. Hoy alguien puede adelantarse para comprar un boleto. Cuántas otras personas (si se les puede llamar así) estarán haciendo lo mismo, pero en otros ámbitos? y peor aún, mientras los directamente perjudicados tratan de hacer algún bien por más pequeño que sea. Cuál es la diferencia entre robar $10 o $1,000,000? ...la cantidad de ceros? No hay diferencia, un robo es un robo.

Pensándolo más fríamente, lo que debí hacer fue tomar sus dos pesitos (ya que cuando me levanté había dejado el billete en la ventanilla, pero aún no le cobraban) y dárselos diciendo: "Esta vez te doy el lugar, a la próxima respeta a los que están delante de ti".

La violencia genera más violencia.
Como dijo Jesús: "Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra". (Lc 6, 29)

Darle la otra mejilla a aquel que te agrede, insulta o lastima será una respuesta que el otro no esperará, pero que sí le llegará a la cabeza y podrá entrar en razón. Si insultaba a esa persona o le tiraba el dinero, simplemente entraría en ese juego de violencia, que generaría más violencia o el círculo de la desconsideración se repetiría a donde vaya. El hecho de darle el lugar con mi voluntad sería el "ofrecer la otra mejilla" y un mensaje que recordará en algún otro momento y podrá considerar... a menos que el tipo sea realmente garca, pero eso no está en nuestras manos.

lunes, 4 de octubre de 2010

Uno ES lo que CREE que ES - Nick Vujicic

Encontré un cortometraje llamado "El Circo de la Mariposa", el cual hace alusión a las veces en que nos sentimos como larvas frente a los demás por cualquiera que sea el motivo: por nuestra propia baja autoestima, por comentarios que escuchemos de otras personas que puedan bajonearnos, por no conocernos REALMENTE, o la suma de las tres.




Uno ES lo que CREE que ES. 

Si estás convencido de que eres lo peor del mundo en cualquiera de sus formas porque te lo repiten continuamente o porque te sientes así, y no te das cuenta de todo el potencial y toda la realidad que llevas dentro de ti mismo, simplemente lo serás.

Si estás convencido de que eres lo mejor del mundo y lo crees de verdad, y a su vez, haces todo lo posible para ser mejor, para crecer, para desarrollar tu potencial, para cambiar las cosas que intentan impedírtelo y hacer callar a cualquiera que te diga lo contrario, simplemente lo serás.

Con esto, la forma en que tú mismo te concibas será la realidad que te muestres a ti mismo y a los demás; y en consecuencia, así te comportarás. De esta manera serás lo que crees que eres.

La pregunta de reflexión sería: Qué quiero ser? o Quién quiero ser?

...y citando a un texto del corto: "Mientras mayor es la lucha, más glorioso es el triunfo".


El protagonista del corto es Nick Vujicic, una persona que nació sin brazos ni piernas, y que hace un año posteé una pequeña biografía y videos sobre él. Bastante motivador.