El Diente de León, Panadero o Tanpopo es una planta cuyas (si se podría decir así) flores o pétalos se desprenden y vuelan por el aire. Muchas veces nos habremos cruzado con ellos ya que pueden haber estado volando por el cielo o quizás hayamos tomado alguna planta y soplado, viendo cómo vuelan con la corriente de aire.
Una planta tan sencilla, cuyas partículas aún más pequeñas simbolizan algo tan grande como nuestras metas, anhelos y sueños.
Cada una de sus florecitas se parece a todo lo que deseamos.
Tomamos una plantita, la miramos, cerramos los ojos, respiramos profundo, abrimos los ojos lentamente y soplamos con suavidad.
Nuestras metas, deseos y sueños se materializan en cada una de esas florecillas que toman nuestro aliento de vida.
Salen de nuestro interior, de nuestra mente, alma y corazón.
Viajan como conducidas por el viento, bajo el sol y la luna. De día o de noche. Cruzan el fuerte viento, la lluvia.
Y luego se establecen en un lugar propicio en el momento determinado.
El sol, el viento, la lluvia, todo por lo que pasaron para llegar a ese lugar son los factores que influyeron y permitieron que estas florecillas vayan a donde deben ir.
Cada momento por el que pasamos, las cosas que vivimos y todos los obstáculos que debemos superar son las posibilidades que van armando el camino que nos permitirá alcanzar nuestros deseos.
Por más que truene, que caliente, que enfríe, que oscurezca, todo nos brinda la Posibilidad para llegar a ese lugar deseado.
Debemos creer en las posibilidades.
En que todo pasa por algo y ese algo por más tormenta o desierto que parezca es posibilidad para nosotros, momento/hecho/lugar por el que debemos pasar para llegar y alcanzar lo que tanto queremos.
Así también, como todo lo exterior puede ser posibilidad para nosotros, nosotros también somos posibilidad para todos.
Así nació el concepto para la comunicación del 2do Intercambio Internacional DALE! que se realizó en Argentina el 2009.
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